La esencia de estos jardines es simbolizar la hermosura, perfección y total equilibrio de la naturaleza como fuente inspiradora de paz, tranquilidad, sosiego y relajación.
Si no deseas construirlo con tus propias manos e iniciativas, te será muy fácil hacerte de un pequeño lugar al estilo japonés tan sencillo o complejo como elijas comprándolo en sitios especializados; si además te apetece darle un toque espectacular, agrégale un surtidor de agua de uno de los modelos que encontrarás aquí.
Pero te recomiendo que intentes crearlo por tí mismo, verás que los resultados ameritan el esfuerzo y el tiempo invertido.
Antes de comenzar la creación de tu jardín japonés debes primeramente entender el simbolismo de éstos y la historia de sus orígenes.
Estos jardines provienen del período Heian en la temprana historia japonesa y se propagaron muy velozmente por todos los estratos sociales y culturales nipones hasta nuestros días donde es posible encontrarlos desde oriente hasta occidente en lugares tan diversos como templos budistas, casas privadas, capillas sintoístas y parques.
El los países occidentales sobresale por su difusión el jardín zen donde la combinación de plantas, agua y roca armonizan para crear un bellísimo espacio en el entorno.
El simbolismo es la cualidad primordial de un jardín japonés. Construye tu propio espacio zen combinando adecuadamente rocas, agua y plantas, ya sea imitando un paisaje natural real o creando uno ficticio.
La elección de piedras para este tipo de jardín es vital, debes ubicarlas tal y como las encontraste en la naturaleza. Elíjelas de diversos colores, tamaños y composición. También ten el cuidado de llevar a casa algunas rocas planas, con ellas puedes representar en tu jardín islas marinas o montañas. Recuerda que en el lugar para disponer tu diseño de piedras en tu espacio zen se denomina Iwakura y no es más que un espacio donde se colocan las rocas al natural, en la misma disposición natural y de por orden de tamaño, donde la más grandes se sitúan primero.
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