INTUICIÓN FEMENINA: Por fin se acepta y se demuestra científicamente que la intuición femenina existe.

Intuición femenina
¡Existe!
Por fin se acepta y se demuestra científicamente que la intuición femenina existe
Al margen de las interpretaciones machistas que han cargado las tintas sobre la irracionalidad de algunos de nuestros comportamientos, por fin se acepta y se demuestra científicamente que la intuición femenina existe. Una capacidad especial de percepción que las mujeres, por genética y por educación, tenemos más desarrollada que los hombres.
“La dificultad para definir este concepto estriba en que son varias ideas agrupadas”, cuenta Mariano de Iceta, psiquiatra y psicoterapeuta. Así que vayamos por partes.
EDUCACIÓN EMOCIONAL
La educación que tradicionalmente hemos recibido las mujeres nos ha determinado a estar pendientes de los demás, a prestar atención a los estados afectivos de quienes nos rodean. Nos han instruido para dar más importancia a la comunicación que a la acción, para valorar los sentimientos y tener en cuenta cada detalle.
Esto nos ha traído más de un problema, como la lacra de tener que agradar continuamente al prójimo, pero también nos ha servido para, inconscientemente, captar y procesar los mil y un detalles que aporta el lenguaje corporal. “Los mensajes no verbales son más reveladores porque son menos controlables a nivel consciente”, explica Mariano de Iceta. Y es que este ‘idioma’ recoge, según los expertos, el 70% de la información total, pues en él reside la mayor carga informativa sobre las emociones y los sentimientos personales.
Así se explica, en parte, la habilidad natural que se nos atribuye a las mujeres de descubrir los secretos más ocultos de alguien, de adivinar lo que realmente le pasa al que tenemos en frente; en definitiva, de evaluar la emoción y así ‘intuir’ lo que le sucede al otro.
PENSAMOS DIFERENTE
Podríamos citar multitud de estudios científicos que se han centrado en demostrar que el cerebro de la mujer y el del hombre funcionan de manera distinta. Aunque en realidad los coincidencias son más que las diferencias, en algunas de esas desigualdades reside parte de esa capacidad femenina para el conocimiento intuitivo.
Un ejemplo: “El hemisferio izquierdo se ocupa del pensamiento racional: la lógica, la deducción, el análisis y el lenguaje. En el hemisferio derecho radica el pensamiento emocional: la información visual, la percepción de los sentidos, la imaginación y la creatividad”, comenta Ellen Willer en su libro Ni de Marte ni de Venus (Ed. Robin Book).
Pues bien, “sucede que el primero está más desarrollado en los hombres, mientras que ambos hemisferios son idénticos en las mujeres”, añade Willer. Además, contrariamente a lo que sucede con ellos, nosotras utilizamos ambos al tiempo, lo que nos aporta rapidez para asociar ideas.
Como consecuencia cuando decimos: ‘ya te lo dije’, no estamos restregando un increíble poder adivinatorio, simplemente demostramos que nuestra habilidad para ‘atar cabos’ es acertada.
Pero hay más. Mariano de Iceta explica cómo, “en situaciones emocionalmente significativas, los hombres memorizan la información central y las mujeres prestan más atención a los detalles periféricos”. Así, la intuición femenina se basa también en esa capacidad para percibir las particularidades. Lo que, llevado a la práctica, nos permite contar con multitud de detalles con los que hilar conclusiones bien argumentadas.
“Durante millones de años, hombres y mujeres han vivido en el mismo medio, pero no el mismo tipo de vida. El resultado es una misma especie y dos géneros: el masculino y el femenino”, dice Ellen Willer.
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