miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cuidados bajo el sol




¡Vacaciones! Tiempo de ir a la playa. Los niños disfrutan a pleno de esta temporada. Corretean y arman castillos en la arena. Pero, ¡ojo!, la piel de los niños es más sensible, por eso necesita de cuidados específicos. Te damos algunos consejos.





El sol es beneficioso para la salud, sin duda alguna. Ayuda a la síntesis de la vitamina D, micronutriente esencial para el fortalecimiento de los huesos. Pero, cuando se toma en exceso y sin la protección adecuada, se puede dañar en forma irreversible la piel, dando paso al envejecimiento prematuro, manchas y enfermedades, producto de las continuas quemaduras solares. Es así. El efecto dañino del sol ocurre porque al disminuir la capa de
ozono, fenómeno que se acrecienta con el paso del tiempo, suben los niveles de radiación ultravioleta (UV) que alcanzan la tierra, los cuales son muy nocivos para la epidermis, ya que aumentan la posibilidad de quemaduras y el daño sistemático de la piel. Por eso, el mejor antídoto para evitar todos estos problemas es no exponerse en exceso. Lucir un lindo bronceado no es precisamente sinónimo de salud; hay tomarlo de manera gradual, moderada
y con una protección adecuada, a través de bloqueado res solares o filtros.



En primer lugar no hay que exponer a los bebés menores de seis meses a los rayos solares. Lo mejor es asegurarles un lugar fresco, con sombra permanente donde puedan jugar a sus anchas y disfrutar del verano. Los protectores solares son vitales para este cometido y la cosmética ofrece excelentes productos. Los expertos aconsejan no dejar nada librado al
azar, esto incluye orejas, nuca hasta palma de manos y planta de pies. A medida que van
creciendo, también aumentan las alternativas de los cuidados. Hay una para cada edad. Los bebés de tres años, por ejemplo, pueden utilizar factor 45 porque contiene la protección necesaria y una formulación hipoalergénica adecuada para su piel. Para los de tres a diez
años se recomienda la aplicación factor 35, formulada específicamente para este periodo. Los entendidos también indican la importancia de la reaplicación de los protectores cada dos horas y/o después de prolongadas zambullidas en la pileta o de sudoración intensa. Tampoco está de más cuidarlos con sombreros de ala ancha o gorras con visera. Las ropas igualmente son buenas aliadas.

Es mejor usar una remera, pantalones cortos tipo bermuda o una salida de playa, pero es prudente reforzar la protección aplicando los bloqueadores aún cuando el día esté nublado. También es necesario utilizar lentes con protección UV para resguardar ojos y los párpados. Los anteojos de sol están de moda y protegen de los rayos ultravioletas que con el tiempo pueden producir cataratas.

En cuanto a las horas, el horario más peligroso para tomar sol es entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde. Durante este período, la sombra que proyecta el cuerpo es más corta que la altura y es también cuando el nivel de radiación UV es mayor, más agresivo. Por todo esto, se hace necesario tomar conciencia que el daño solar es acumulativo e irreversible y que depende de cada uno prevenir y más aún tratándose de nuestros niños.

Papás, a proteger la piel de los niños para que puedan jugar sin riesgos, y de paso, protéjanse ustedes también. Son el mejor ejemplo.

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