lunes, 20 de agosto de 2012

Como mantener el contacto con nuestro/a hijo/a preadolescente.






Mantener el contacto con los niños cuando van acercándose a la adolescencia y empiezan a ser más independientes puede ser un gran desafío para muchos padres, pero es tan importante como siempre, si no más que nunca. Al menor se le abren disímiles puertas nuevas; sin embargo, el amor, el apoyo y la guía de los padres seguirán siendo esenciales para su desarrollo. Y ese puente provee de un sentido de seguridad que ayuda a construir la flexibilidad necesaria para enfrentarse a los embates de la vida.


Veamos cómo establecer puentes con los preadolescentes.
Niños preadolescentes

En realidad, en esta etapa los niños comenzarán a actuar como si no necesitaran ya del consejo paterno. Muchas veces se sienten avergonzados de que sus padres estén cerca. Van a confiar en los camaradas y pedirán más espacio y mayor privacidad.

Ciertamente estos cambios son difíciles de aceptar cuando siempre has estado presente en cada milímetro de la vida de tu hijo, mas intenta no tomarlos como algo personal. Son señales de que está creciendo y con él su independencia, algo vital para su futuro.

Si bien es importante que respetes este proceso y le des espacio, tampoco eso significa cortar todos los lazos. Por el contrario, tendrás que ser más creativo para establecer ese puente imprescindible. Nuevas maneras de comunicarte, nuevo lenguaje. Eres una influencia poderosa en tu pequeño, no puedes rendirte porque te necesita.

No prediques tanto en esta etapa, más bien trata de mostrarle el ejemplo con tu conducta diaria. Los valores que quieres acentuar deben ser modelados en la práctica. Si respetas a tu hijo, si lo escuchas, si lo tratas como un ser humano con derechos razonables, tienes mayor probabilidad de que este actúe así mismo contigo y con el resto de las personas.




Comunicación con los preadolescentes

Algunos consejos sencillos pueden ayudar a reforzar la conexión con los preadolescentes:

Cenas familiares

Las comidas en familia permiten que los padres estén reunidos con sus hijos un tiempo significativo. Planifica estos horarios como cualquier otra actividad del día, haz que sean parte de la rutina. Incluso si compra algo afuera para picar en casa, intenta que la familia se siente toda junta a degustarlo. Trata de que sea un momento divertido donde todos cuenten cosas simpáticas que les ocurrieron y se rían de chistes familiares.

Tiempo de irse a la cama

Probablemente ya tu hijo no quiera que lo lleves a la cama y lo arropes como antes. Pero desarrollar espacios de charla un poco antes de dormir donde se comente sobre el plan del día siguiente o sobre alguna preocupación o anhelo del niño podría ser muy beneficioso.

Compartir tiempo diario

Invita a tu hijo a compartir contigo actividades sencillas de la vida: ver una peli, llevar el perro a pasear, hornear un pastel, hacer la limpieza del ático, pasar por el banco, etc. Todas actividades donde podrás conversar y mantener una comunicación cotidiana y fluida con el menor.


Mostrar afecto

No subestimes el valor de expresarle a tu hijo cuánto lo aprecias. Ello lo hace sentir seguro y amado. Es verdad que ahora el niño rechaza las antiguas maneras de mostrar cariño, pero ojo con esto: no se trata de que no te quiera. Debes ser más sagaz, reserva estas muestras de amor para cuando no estén alrededor los camaradas. Y en público encuentra otras maneras más sutiles de decirle que te importa, desde sonrisas cómplices hasta elogios sencillos sobre una actuación específica.

Implicarse en los asuntos del niño

Participa en las metas y objetivos de tu hijo. Ello les dará más tiempo para compartir experiencias. Eso no significa que vayas a todas las actividades o controles su vida, sino que estés al tanto y respondas cuando el niño te solicita. No tengas una actitud intrusiva e irrespetuosa. Y frente a los errores que cometa, alaba el esfuerzo y anímalo a seguirlo intentando.

Mantenerse interesado

Mantén interés y curiosidad en las ideas, sentimientos y experiencias del menor. Si lo escuchas con atención verás que tendrás más recursos para guiarlo en cualquier circunstancia. Y si respondes sin juzgar, es probable que el preadolescente cuente contigo siempre que ocurra una situación difícil.

El puente con los hijos preadolescentes que están creciendo es muy delicado y necesario. Solo de tu flexibilidad y amor depende que pueda construirse con respeto y seriedad. No presiones, simplemente hazle saber a tu hijo que estás ahí para él cuando te necesite y que no intentas limitar su crecimiento. El futuro de un ser humano está en tus manos, cuida de él.

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